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lunes, 20 de abril de 2015

Equivócate



Vamos, hazlo. Vuelvete a equivocar. Que sé perfectamente que te encanta. Hasta parece que tú también lo sepas y te intentes autoconvencer de lo contrario. ¿Así que a qué esperas? Equivócate de nuevo. Hazlo y ya está. Sin pensarlo dos veces. Ni siquiera una y media. O ni una, que más dará. No importa.

Así que esa es la manera, hacerlo rápido, sin consultarlo. Rígete por tu ley. Esa ley que te identifica. Le podemos poner hasta un nombre, por ejemplo: impulso. Sí, creo que le queda perfecto. La ley del impulso. Tiene su "qué". Hasta parece formulada por el mismísimo Newton, con equación y todo.

Si dicen que de los errores se aprende, me pregunto como puede alguien equivocarse tantas veces y no aprender. Puede ser porque sabe que siempre tendrá un salvavidas que le saque del agua cuando ya le llega a la nariz. Así que yo te invito a que te equivoques mil y una veces. Pero que lo hagas sin salvavidas. En modo difícil. A ver si así se te ocurre pensar y dar una o dos vueltas a lo que vas a hacer.

Y para acabar, me atreveré a formular dicha equación. Con letras, claro: las cosas que quieres hacer multiplicadas por la constante del impulso, son directamente proporcionales a la gravedad de lo que te vas a arrepentir.

Pon la "x" donde te plazca.

Con esto: 

Timmy Trumpet & Savage - Freaks: