Y por qué no, pensaba.
Por qué no hacerlo. Por qué no intentar aquello tan imaginado, tan
soñado, tan deseado. Porqué no. Por qué no romper esa barrera, ese
muro mental que me impide decirte lo que siento. Por qué no enviar
ese mismo mensaje que escribo cada vez que abro tu conversación y
que acabo borrando por completo, después de varios segundos con el
dedo sobre el “Enter”. Por qué no. Por qué no puedo evitar
sonreír al verte de lejos, de cerca, en fotografías o simplemente
en mi pensamiento inquieto. Por qué no puedo borrar ese sonrojo en
mis mejillas cuando me dedicas un simple “hola”. Por qué no
puedo anestesiar ese estruendo estomacal, esas malditas mariposas, o
así lo llaman, cada vez que hablamos. Por qué no puedo conseguir
que no me digan “de qué te ríes”, cuando estoy empanado mirando
el móvil y hablando contigo. Por qué no.
Por qué no, me
preguntaba constantemente. Por qué no, si es sencillo y siempre has
sido claro y sincero con los demás. Por qué no dejas de ser imbécil
y se lo dices de una maldita vez. Por qué no, si es lo que más
deseas, tío. Por qué no.
Por qué no, me sigo
preguntando. Por qué no puedo dejar de verla en mis sueños. Por qué
no desaparece de mi mente cada hora, cada minuto, cada segundo. Por
qué no controlo el pulso al abrazarla, al acariciar su suave piel,
al besar esos tan ansiados labios. Por qué no puedo parar de
sonrojarme todavía tan sólo al verla, si ya la tengo entre mis
brazos. Por qué no dejo de sonreír al hablar con ella, si ya me he
acostumbrado a su voz. Por qué no.
Y por último. Por qué
no dejo de hacerme estas estúpidas preguntas. La verdad es que sólo
puedo llegar a una conclusión: sea cual sea la pregunta, la
respuesta es amor.
Y ya que estoy romántico, hoy os traigo una canción dedicada: Thinking out loud, de Ed Sheeran:
Y ya que estoy romántico, hoy os traigo una canción dedicada: Thinking out loud, de Ed Sheeran:
No hay comentarios:
Publicar un comentario